desde lo formal, un juego de círculos que se transforman en esferas; una simple estructura que dará paso a una totalidad llamada Universo.
Tierras, paraísos, paz, pinceladas… que convocan a meditar sobre la vida del hombre y sus aportes, en este caminar sin rumbo que cada uno de nosotros debemos transitar.
Sin rumbo, porque no hay especulaciones. Es ir descubriendo a cada paso un milagro y esto es lo que nos propone Melina: descubrir y experimentar lo supremo; ir por la vida con una mirada amplia y envolvente para renacer desde la esperanza; marcar la belleza de lo terrenal unida al cielo infinito.
La obra se presenta en planos y círculos para poder ser mirada por nosotros, fragmentando, conteniendo para mostrarse. Pero si quitáramos estos límites, nada cambiaría ya que su pintura es testimonio de la gran totalidad que rodea al hombre.
Como contempladores, sólo nos queda comprender y disfrutar de su propuesta plástica que hoy nos convoca.
Iris Nó
Artista Plástica
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