Cae la gota sobre el estanque.
Los aros concéntricos que viajan a la orilla
van trazando los renglones que contarán mi historia.
Estoy ahí, escondida en ese Punto que todo lo contiene.
Oculta y silenciosa, espero ser desplegada
para descubrir mi divina humanidad.
Y de repente, al dictado de un eco profundo,
la magia de mis manos esboza mi retrato.
Me sorprendo, me descubro, me reconozco.
Fluye la savia creadora y me proyecto
en mil ramas que enraízan en el cielo.
Cae la gota sobre el estanque…
y en su expansión inventa un pentagrama
de infinitos espacios y reflejos.
La voz de la armonía me interpreta su canto
mientras modula el silencio.
Me voy desenvolviendo.
Aflora la inocencia ante mis ojos.
Se hace visible lo oculto y evidentes mis secretos.
He quedado expuesta. Los vientos me azotan.
La lluvia me ablanda y el sol me atraviesa.
Ya no soy la misma.
Llevo una perla nueva en el pecho
que renueva mis latidos e intensifica mi brillo.
Un trozo de Totalidad se me ha integrado
tornándome más redonda que nunca.
Melina Litauer (Diciembre 2008)
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