Explorando mandalas

El mandala es un círculo “mágico” con efectos relajantes que actúa sobre nosotros armonizando nuestro mundo interior con el exterior. Estos efectos se consiguen a través de la meditación mandálica o bien a través del dibujo de mandalas personales, donde además se da rienda suelta a la creatividad.

Los mandalas están inspirados en la naturaleza, reproducen sus simetrías y sus colores en una estructura con forma de círculo, el patrón mandala por excelencia. Es la forma geométrica más perfecta, usada durante milenios para ilustrar la totalidad y la verdad.

Mandala significa “círculo” en sánscrito, una lengua clásica utilizada en algunas zonas de la India hace más de 2.300 años. También puede traducirse como “rueda” o “totalidad”. Representa la integridad y el todo, y espiritualmente está considerado como un centro de energía, equilibrio y purificación que ayuda a transformar el cuerpo y la mente.

Interactuar con los mandalas ayuda a alcanzar el equilibrio espiritual, estimula la creatividad, despierta los sentidos y armoniza nuestro mundo interior con el exterior.

Hay dos formas básicas para trabajar con ellos: la meditación y el dibujo.

Meditación: Basta con encontrar un sitio adecuado, cómodo y bien ventilado, lograr una respiración rítmica y profunda y elegir un mandala con el que identificarse.

Creación: Dibujar un mandala es más complicado y puede convertirse en todo un arte. Sin embargo, es una forma muy creativa de explorar y descubrir tu mundo interior, donde el círculo se convierte en un contenedor de ideas y emociones.

El mandala personal captura y libera al mismo tiempo un momento o una época de la vida.